domingo, 11 de octubre de 2009

La censura en el cine venezolano. Por Sergio Marcano

Chacaíto. Av. Fco. Solano.

La productora se acerca a nosotros –el resto del equipo de grabación- con una Sra. de unos 45 años de edad que carga unas bolsas de la Madeirense.

PRODUCTORA
La señora no tiene problemas en
participar.
Yo sonrío.



YO
Mucho gusto señora.
Le tiendo la mano y se la estrecho amigablemente.

SRA. 45 AÑOS
Mucho gusto.
Le hago una seña a la camarógrafa.
La camarógrafa toma posición y enciende la cámara.

CAMARÓGRAFA
Estamos grabando.
Yo asiento y me coloco a un lado de la cámara.

YO
Sra. ¿Usted ve cine venezolano?


SRA. 45 AÑOS
¿A dónde miro? ¿A usted o a la
cámara?

YO
A la cámara por favor.

SRA. 45 AÑOS
No, yo no lo veo.

YO
Disculpe me lo puede decir. ¿Qué
es lo que no ve?

SRA. 45 AÑOS
Yo no veo cine venezolano porque es
sólo de groserías, de policías, de
prostitutas y de malandros.
Sonrío, mitad indignado y mitad intrigado.

YO
Sra. ¿Y cuál fue la última película
que vio usted del cine venezolano?

SRA. 45 AÑOS
Ay, ya se me olvidó, creo que fue
una con Carlos Olivier y Jean Carlos
Simancas… Si… si… sobre el asesinato
de un actor…

YO
¿Con Elba Escobar?
La Sra. duda por un momento.

YO
¿Homicidio culposo…?
La Sra. se ríe y asiente emocionada como una niña.

SRA. 45 AÑOS
Si, si esa misma es…

YO
Molesto y tajante.
¡Sra. Esa película es del año 84!
La Sra. no comprende mi indignación.

YO
Gracias.

Historias similares se sucedieron en La Pastora, en El Valle, en los Chaguaramos, en los Palos Grandes, en La California y en El Hatillo. Todo esto durante la grabación del reportaje documental “El Público” para la serie Amo la vida voy al cine…

Es un hecho que sobre el cine nacional se cierne una leyenda negra. Una leyenda que reza que el cine venezolano es sólo “groserías, putas, policías y malandros”. Sin duda alguna en una época a finales de los 80 se hicieron muchas películas con estos ingredientes, tipo los celebérrimos policiales: “Cangrejo I y II” de Román Chalbaud, “Música nocturna” de Jacobo Penzo, “Colt Comando” de Cesar Bolívar, etc-, películas que efectivamente tenían putas, policías y malandros; películas que en líneas generales atraían y entretenían a los espectadores nacionales y que enviaron al “estrellato” nacional a figuras como el hoy diputado Pedro Lander, a Jean Carlos Simancas ó al difunto Yanis Chimaras.

Pero como muchos sabrán ese no fue el único cine que se filmó en Venezuela, ya que también se realizaron otro tipo de películas de temáticas tan diferentes en sí mismas como pueden ser: “Yakoo” de Franco Rubartelli -la historia de una monja y un niño indígena en la selva-, “Macho y hembra” de Mauricio Walerstein –la historia de la relación entre un hombre y dos mujeres-, “Oriana” de Fina Torres -la historia del reencuentro de una mujer con los recuerdos de su infancia- y “El escándalo” de Carlos Oteyza -la historia de un espía petrolero venezolano-, por mencionar tan sólo 4 ejemplos.

Por lo que uno podría intuir, que buena parte de esta leyenda es una campaña mediática de desprestigio que se remonta a finales de la década de los 70 y a principios de los 80, y que podría haber sido orquestada para meterle una zancadilla al cine venezolano que cada vez ganaba más espacio con sus temáticas sencillas, coloquiales y fundamentalmente nacionalistas, en el gusto de los espectadores venezolanos -esto por supuesto en la competencia con el cine Norteamericano por la compra de entradas en la taquilla nacional-; una campaña tan convincente, efectiva y potente que arrastra su legado hasta el día de hoy en la mente de muchos venezolanos.

Una campaña tan bien diseñada que incluso afectó a los “gremialeros” encargados de elegir al cine nacional, y que les llevó a realizar un viraje en las temáticas, la moral y las estéticas que habrían de ser desarrolladas en los guiones del cine venezolano, algo que podemos apreciar claramente, por sobre todo, en las películas filmadas desde el nacimiento del CNAC -en el año 1993- hasta el día de hoy.

Es bueno mencionar que estos hechos se suceden en un momento en que la situación económica del país era bastante precaria, tan sólo unos años después del Caracazo y justo después del golpe de estado a Carlos Andrés Pérez. Una época en la que aquellos que financian al cine venezolano parecen haber creído que las clases populares –los más fieles espectadores del cine venezolano hasta el momento- no iban a tener como pagar el dinero de la entrada del cine.

Así el cine venezolano comenzó a priorizar aquellas películas que contaran historias que poco o nada tuvieran que ver con los barrios, a hacer historias que mostraran nuestros paisajes naturales, es decir todo aquel tipo de cine que se considerara sustancialmente positivo para la clase media y la clase alta, quienes probablemente si conservarían la capacidad adquisitiva mínima como para invertir en entretenimiento.

Desde entonces el cine venezolano contemporáneo procura no decir las groserías que casi todos los venezolanos de a pie decimos cotidianamente, hablo de: coño, verga, marico, hijo de puta, cabrón, entre muchas otras, dependiendo de nuestro estado de ánimo, hora del día, situación en las que nos encontremos, temperatura, y las variantes que se les ocurran a ustedes en el momento que leen estas palabras –que en una ciudad tropical, compleja, desquiciada y desquiciante como caracas se multiplican casi al infinito-.

Características que podemos apreciar claramente en películas como “Karibe kon tempo” de Diego Rísquez, “El Rizo” de Sosa Pietri, “Piel” de Oscar Lucien, “Roraima” de Carlos Oteyza, “Una vida y dos mandados” de Alberto Arvelo, “1888, el extraordinario viaje de la Santa Isabel” de Alfredo Anzola, “Perros corazones” de Carmen la Roche, “Venezzia” de Haik Gazarian, etc.

Además de lo antes mencionado, el cine venezolano contemporáneo pareciera no estar dispuesto a mostrar problemas morales ligados a las variantes de la sexualidad humana, hablo de la realización de películas con temáticas ligadas a la homosexualidad, al lesbianismo, a la transexualidad; o cualquier tipo de filias: zoofilia, pedofilia, gerontofilia, etc.

Así el 98% de las películas venezolanas hechas en los últimos 15 años por el CNAC son películas clase “A”, películas para toda la familia, en donde las censuras “B 16”, “C 18” o “D 21” –las más altas que ofrecen los ojos censores venezolanos- son otorgadas sólo por mostrar un desnudo de espaldas o frontal femenino, un desnudo de espaldas masculino, por mostrar una escena de sexo cubierta por pudorosas sábanas, o quizás, por mostrar alguna escena de explotación de la violencia urbana venezolana. Algo que podemos apreciar claramente en películas como “Sicario” de José Ramón Novoa, “Huelepega” de Elia Schneider, “Miranda” de Diego Rísquez, “Despedida de soltera” de Antonio Llerandi. Y no así, por poseer argumentos que puedan resultar complejos, incómodos, punzantes o simplemente críticos para el pensamiento moral, social o ideológico de sus posibles espectadores.

De este modo, a lo largo de estos últimos 15 años, el cine venezolano contemporáneo –sobre todo aquel financiado por el CNAC- parece haber definido y establecido sus paradigmas temáticos y estéticos, transformándose poco a poco en el cine que mayormente tenemos hoy en día: un cine abiertamente moralista, ingenuo, inocuo, pequeño burgués, homofóbico y por momentos hasta racista, esto en lo que respecta al tratamiento de sus narrativas y de sus temáticas. Y profundamente conservador y convencional en lo que respecta a sus propuestas estéticas de casting, de fotografía, de montaje, de sonido, de música, de puesta en escena, arte, maquillaje, vestuario, etc.

Un cine en el que además están excluidas las narrativas enmarcadas en la acción, el terror, la ciencia ficción, el western, géneros que han sido realizados por casi todas las cinematografías del mundo desde hace más de 100 años y que gozan de gran aceptación por parte del público en general.

En esencia el cine venezolano contemporáneo es un cine sin riesgo.

Un panorama árido que nos permite intuir algunos de los por qué nuestra cinematografía en primer lugar no es vista por la mayoría de los 27 millones de habitantes que tiene el país, y en segundo lugar, porque pareciera estar confinada constantemente a un desfase argumental y estético con relación a otras cinematografías del mundo y en especial a las del continente.
Pero lo que es verdaderamente irónico de todo esto que les cuento, es que a pesar de todo el esfuerzo intelectual empleado durante todos estos años entre los gremios y las instituciones del cine nacional para cambiar el norte del cine venezolano, no han sido capaces de limpiar ni de deslastrar su nombre, de la leyenda negra que aun hoy en día se cierne sobre él.

Y es que le guste o no a la élite cultural venezolana, aún hoy en día las películas venezolanas que gozan de mayor aceptación y con mayor repercusión en la taquilla nacional siguen siendo precisamente aquellas que tratan temas que tienen más de uno de aquellos famosos 4 ingredientes: “groserías, putas, policías y malandros”, algo que demostró claramente “Secuestro Express” de Jonathan Jakubowicz en esta década, al convertirse en la cuarta película más taquillera de la historia del cine venezolano, al lado de “Soy un delincuente” de Clemente de la cerda -1976-, “Homicidio culposo” de Cesar Bolívar -1984- y “Macu” de Solveig Hoogesteijn.

14 comentarios:

  1. Yo no creo en campañas mediáticas a pesar de que me encanta X-files y las teorías de la conspiración. Comparto ese prejuicio de las putas, policías y malandros, que en realidad describe el cine de Román Chalbaud (el Chalbaud de los buenos tiempos, no el venerable anciano moralista y pontificador de hoy)

    Hablando de groserías, me acuerdo de la decepción que fue Amaneció de Golpe con las 90 groserías por minuto de los protagonistas: como si hubieran repartido cocaína gratis en el set antes de rodar. Cuando la pasaron en RCTV la vaina parecía hablada en clave morse de tanto pitico que sonaba.

    Yo confieso con vergüenza que no veo una película venezolana en el cine desde los noventa. La última que vi fue Joligud. Quedé traumado. La penúltima fue Cuchillos de Fuego de Chalbaud. La antepenúltima fue Jericó, la película que me dio esperanzas y que me dejó como los judíos: esperando al mesías -pero el del cine venezolano- con paciencia milenaria.Sigo esperando la obra maestra de Lamata.

    Hablas de "un desfase argumental y estético" y haces una descripción acertada cuando dices que es "un cine abiertamente moralista, ingenuo, inocuo, pequeño burgués, homofóbico y por momentos hasta racista, esto en lo que respecta al tratamiento de sus narrativas y de sus temáticas. Y profundamente conservador y convencional en lo que respecta a sus propuestas estéticas de casting, de fotografía, de montaje, de sonido, de música, de puesta en escena, arte, maquillaje, vestuario, etc."

    Decía julio García Espinosa, un cineasta revolucionario cubano: "Un cine técnicamente perfecto es un cine reaccionario" ¿Alguien le para a esas palabras por estas tierras rojas rojitas?

    El cine venezolano parece que se aburguesó, o sea, se le murió el alma. Se ha vuelto terriblemente Kitsch. El mal gusto con pretenciones de "auteur" y de cine "curto" .Sin hablar de las películas "históricas" que me dan grima con tanto uniforme de fieltro y tanto discurso patriotero y cursi.

    La pregunta que parece que no nos hacemos es ¿Para quién carajo se hacen las películas? ¿Quién es el público del cine venezolano?

    ¿Quienes prefirieron -en los 80- dejar de ver Terminator para meterse a ver Macu? ¿A algún cineasta venezolano de hoy le interesa captar o seducir a ese espectador?

    ¿Quién llenó las salas para ver Macu, Soy un delincuente, Homicidio Culposo y Secuestro Express?
    ¿Dónde están ahora los cineastas de ese cine social de denuncia en tiempos de “y que” revolución?

    Me parece mentira que ahora extrañe aquel cine de putas, policías y malandros.

    Tenía tiempo sin comentar.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Valiosa y valiente reflexión. Ojala tuviese resonancia en los tomadores y tomadoras de decisión y nos saquen del rosario de decepciones de lo que está hecho el cine de este país.

    ResponderEliminar
  3. Todo cierto... ¿Pero qué hacer para romper el cerco, para impactar nuevamente al espectador con cine venezolano? Aparte de las temáticas que es vital, la única solución es buscar la manera de hacer películas fuera de ese sistema Cnac-Villa del Cine; cine guerrilla pues, con fondos de afuera, de adentro, privados, públicos, prestados... Creo que la gente se ha acostumbrado a ese "cine moralista" venezolano de los últimos tiempos y simplemente pasan, devorando como locos cualquier propuesta "aberrante" que llegue de afuera a las pantallas locales. Pero eso no lo ven las "autoridades" encargadas de incentivar la producción nacional.
    Al cine venezolano no lo conocen ni adentro ni afuera, se ha quedado para "exhibiciones culturales", fuera del significado de entretenimiento que realmente debe tener.
    Hace poco estuve en un foro del Cnac sobre las opciones de financiamiento que ofrecen y todos los presentes se quejaron con el ponente de la "rosca" que era ese organismo y de que sólo beneficiaba a ciertas personas y ciertos temas... pero ellos dicen que no, que amplitud total, etc, etc... Entonces simplemente no les interesa mejorar el cine venezolano.
    Aún así confío en que pronto alguien hará la diferencia, sin el apoyo de ellos claro

    ResponderEliminar
  4. Podria decir mucho. Pero todo se reduce a ina coincidencia con el planteamiento de Sofia. Es necesario hacer cine fuera del sistema. Esta comprobado de que es posible.

    ResponderEliminar
  5. Sinceramente no creo que el problema de fondo de nuestro cine (si lo hay, pues no he visto su producción reciente y he leído que "macuro" y "libertador Morales" han sido exitosas) sea el de las groserías o el de las temáticas. El problema medular es el rentismo petrolero. Mientras sigamos pensando en la teta de la renta estaremos condenados a un cine subde.

    Cuando nos despidieron indirectamente de la Villa del Cine a mi y a otros muchos trabajadores, me dió arrechera, lo mismo me pasó cuando mis proyectos eran rechazados en el CNAC. Pero ahora, de pana, agradezco este rechazo pues gracias a eso pude salir a estudiar en una escuela de verdad, verdad, y darme cuenta no sólo de las carencias estructurales de nuestra cinematografía sino también de las mías propias, cosa que quizá no habría logrado si me hubiera conformado con los billeticos del papá Estado. Desde luego, al final del túnel, lo que realmente importa es el esfuerzo, el trabajo y la voluntad que uno le ponga a las cosas.

    Opciones hay muchas y competencia también. En Méx por ejemplo, país petrolero y corrupto como el nuestro; hay sin embargo, una economía que se sustenta no sólo en la renta del crudo sino en la producción de diversos sectores, entre ellos: el cine.

    Hay aquí al menos varias formas de optar a un financiamiento:

    1) Foprocine: Financia cine de arte y otorga cuatro financiamientos: 2 Óperas primas (1 del CUEC y otra del CCC) y dos más para público en general (competitivo ¿no?)

    2)Fidecine: Financiamientos para pelis estrictamente comerciales.

    3) Art. 226: Empresas privadas financian tu peli y se convierten socios.(esto en Vzla cada vez más difícil debido a la estatización y el centralismo)

    4) Financiamientos estatales: Este es maravilloso pues cada estado del gran México maneja recursos para financiar sus pelis, de modo que si usted es director y nació en Coahuila, pues el gobierno de Coahuila le financia su peli para que usted hable de Coahuila. Esto es altamente positivo pues permite crear un imaginario nacional a partir de las diversas visiones regionales y no de la ciudad o la capital.

    Para quienes no somos mexicanos, residentes o X, pues hay también financiamientos INTERNACIONALES: Cine en construcción en Toulousse, Jan Vrijman, Sundance, AlterCiné, etc, etc, etc.

    Finalmente, también está la solidaridad con los panas. Si usted necesita hacer una peli, tiene una cámara y panas que saben del oficio ¿por qué no hacer cuando menos un corto independiente que siembre el camino a otras posibilidades? ¿Hay que esperar a que la rosca suelte un pedazo de su torta para hacer lo que uno realmente quiere hacer?

    Comparto el sentimiento crítico, pero de pana, no podemos aferrarnos al papá Estado. Como decía Nelson en este blog: es tiempo de ir a la acción.

    ResponderEliminar
  6. Por cierto... Se me ocurrió ver aquí la convocatoria del CNAC. De pana no entiendo porque hay que entregar 7 copias del proyecto en físico. Puede sonar pedante y quien no piense así que por fa me corrija, pero en Méx, los jurados son 20 personas, y los candidatos entregan 3 copias en físico del proyecto y una en digital. Coño, ¿por qué tanto despilfarro, en un país de apenas 25 millones de habitantes en el que si acaso un 5 % se dedica a hacer cine???? Es una barbaridad.

    ResponderEliminar
  7. realmente insólito que la prórroga aparezca en este blog:

    http://cine100por100venezolano.blogspot.com/2009/10/abierta-convocatoria-de-financiamiento.html

    Y no en la página oficial del CNAC (al menos ya hay página). Ni hablar de esto de la entrega de 20 números para la recepción de proyectos, política asistencialista total... Recuerda a cuando los adecos llegaban con paquetes de harina pan al pie del barrio.

    Definitivamente hay que abrirse otros caminos.

    ResponderEliminar
  8. Hola Andrea la información la envían del CNAC en Línea a los correos, para que uno difunda la información, pero no se por qué si uno va directamente a la página del CNAC no hay nada sobre esta información.
    Saludos cordiales...
    Con ganas de ir a Veracruz, México en Diciembre. Tengo una amiga allí. Abrazos

    ResponderEliminar
  9. Hola José Alirio, oye disculpa mi tono de indignación que nada tiene que ver con tu blog. Es estupendo que divulguen la info a través de otros medios pero que no la tenga la página oficial del CNAC es una prueba más de la inep...

    Otro abrazo, dicen que Veracruz es como La Guaira pero arreglada, limpia, más barata y arregladita. Disfruta y avisa cuando andes por ahí.

    ResponderEliminar
  10. Mi modesta opinión (a riesgo de repetirme con otras palabras): Optar por un financiamiento del CNAC es más difícil que incluso ganarlo. Los requisitos son sin duda interminables y burocráticos y, en ocasiones, excluyentes para los nuevos cineastas. Para pedir financiamiento para desarrollo de guión requieres tener una persona jurídica registrada, lo cual no puedo entender, pues lo que se va a financiar es escribir un guión. Me duró poco la alegría de saber que el CNAC estaba otorgando financiamiento pues no puedo participar gracias a su estructura blindada, sus múltiples requisitos y la cantidad de dinero que hay que gastar para poder presentar todos los papeles contando copias. Y sí, ciertamente si no hubiera sido porque alguien me lo dijo, alguien que lo leyó en el blog 100% Cine Venezolano, pues sencillamente ni siquiera me hubiera enterado de la convocatoria. Como si no fuera lo mismo.

    Nada. A filmar.

    ResponderEliminar
  11. no creo que el desastre de la taquilla de las películas venezolanas se deba a una "campaña orquestada" para destruir el cine nacional. Simplemente a la mayoría de la gente no le gustan las temáticas y por eso no pagan, prefieren ver Spiderman o cualquier blockbuster americano.

    La última película nacional que vi fue Secuestro Express, honestamente no me llamaba mucho la atención, y fui a verla más por el revuelo que se levantó entorno a la película. Muchos dirán "ho que bol..s" pero no me averguenza decirlo. ¿Por qué voy a ir a ver Zamora o Venezzia si simplemente no me atraen? ¿Se tratará de un problema de publicidad? ¿Cuánto se invierte en publicitar una película nacional?

    Pienso que aquí hace falta que la gente produzca otro tipo de cine, y salirse del eterno marco de "cine coolturoso" que dictamina el CNAC.

    Si vemos el cine como industria, debería hacerse un cine más comercial que llame a la gente a la taquilla. ¿cuantas de las películas nacionales han recaudado por lo menos lo que costó producirlas??

    Definitivamente concuerdo con sofía y vicente, hay que buscar producir fuera del sistema de papá estado. solo así se podrá hacer un cine más independiente y tocar otro tipo de temáticas.

    ResponderEliminar
  12. Sólo acotar una cosa. Leí este post mucho después de su publicación, "limpiando" mi correo electrónico.
    A esta fecha, estuvo en cartelera con cierto éxito comercial "Cheila, una casa pa'Maita", tocando una temática de la que se pensaba improbable al momento de este post. Por otro lado, el éxito de "Hermano" da cuenta que el cine bien hecho, sin importar que su temática sea la misma de siempre (por matriz de opinión o gusto del público), cosecha éxito.
    Me falta ver "El Público", gracias Segio por tus reflexiones, siempre una oportunidad para redescubrir y discutir sobre esta pasión que en espacios como El Cinescopio nos reune.

    ResponderEliminar

Todas las opiniones son bienvenidas. Lo importante es saberlas expresar con respeto hacia quienes escribimos y leemos este blog.