lunes, 24 de septiembre de 2012

El McGuffin Iraní (Breves).


Ingenuo, sin saberlo, como se aproxima el inocente a las cosas: así me cayó en las manos A Separation. Movido sólo por su tráiler, sin saber que había ganado el Oscar 2012 a la mejor película extranjera, sin tener remota idea de su Oso de Oro en el Festival de Berlín, con cautela, con las expectativas de ser mi primera película Iraní. Imparcial.

Con un movimiento pausado pero seguro, aunado a una edición inteligente que dosifica una tensión siempre in crescendo, la historia de esta película se mueve haciéndonos recordar las angustiantes atmósferas Hitchcockianas y los asfixiantes laberintos existenciales y burocráticos Kafkianos.

El argumento, por demás sencillo (el divorcio de una pareja), sirve de excusa (un McGuffin Iraní) para hablarnos de temas como la estructura de clases, las diferencias religiosas, el estatus de la mujer en la familia y la sociedad Iraní, además de tocar las llagas de cuestiones de índole filosófica, psicológica y moral: la verdad, el orgullo, lo justo, la tolerancia, el engaño, la responsabilidad.